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sábado, 26 de marzo de 2011

7 de abril 1957 ---SABOTAJE EN LA FERIA GANADERA DE COLÓN.

Era abril de 1957. En Colón desde hacia veintiún años se celebraba durante ese mes la Feria Popular y Ganadera. Mientras transcurrían esos días la ciudad se transformaba. Muchos guardaban dinero durante meses para gastarlo en esa oportunidad. En lo que era el Parque se colocaban aparatos de diversión: La estrella, los carritos locos, el saca-tripas, los caballitos…



Había juegos de diversos tipos donde la persona ganadora se podía llevar una polverita, una botella de vino barato, una gran pieza de yeso, un muñeco de peluche, en fin; lo mismo se tiraba a la argolla que se disparaba en el tiro al blanco, eran muchos los juegos. Había espectáculos en carpas cerradas como el de la mujer mariposa, y el parque se llenaba de gente cuya única diversión en todo el año era aquella e ir de vez en cuando al cine.



En la otra parte de la Feria, en el patio de la Estación de Ferrocarril, se colocaban en apretado espacio diversos ejemplares de caballos y reses. Esa era la Feria ganadera .Hasta que la hija de Julio Lobo donó en la salida del pueblo un terreno pedregoso que no servía para otra cosa y se instaló allí una Feria Ganadera amplia que resultó un evento económico importante a nivel nacional. Allí se exhibían ejemplares finos, de raza, lo mismo de ganado vacuno que equino.



El domingo era el mejor día. Venían personas de los alrededores de Colón, y los dueños de los animales iban con sus mujeres e hijos vestidos como los vaqueros de las películas, cuando los vaqueros de verdad vestían ropas raídas.



Pero la situación ya no estaba para diversiones y menos aún para propiciarles a la gran burguesía sus negocios. Hay un tirano en el poder derramando la sangre de los mejores hijos del pueblo, por lo tanto hay que suspender de alguna manera esa actividad, que en esencia es un evento económico importante de la burguesía ganadera.





El ataque a la Feria había que concentrarlo en la Feria Ganadera, había que dañar un animal y crear un ambiente de inseguridad para que la gente no fuera más allí.



Decidimos que se sacrificaría una vaca Holstein, que costaba mucho dinero, y a la vez tiraríamos fósforo vivo a las naves para que hubiera llamaradas por muchos lugares. Para eso contaba con mis compañeros de Acción y Sabotaje.



El problema más difícil era matar la vaca. Yo tendría que conseguir estricnina para envenenarla y no era fácil, porque no la vendían en ningún lugar, y menos una libra, como yo me había propuesto comprar para que no fallara el atentado.



Alguien habló con Jorge, el hijo de José Manuel Gutiérrez. El no trabajaba con nosotros, pero sabíamos que no era batistiano. Prometió conseguir la estricnina, pero a última hora no lo hizo. En definitiva era ir contra los intereses de su propia clase.





Fui en una guagua con Gabriel Delgado,(Palillo) a Perico, donde un hermano suyo que vivía allá y trabajaba en una tintorería consiguió el efectivo veneno. El día del atentado a la Feria fue el domingo 7 de abril, salí por la mañana para allá con mi hermano de catorce años y el cartucho con la libra de estricnina. Dimos algunas vueltas por la Feria, donde había bastante público, buscando un lugar propicio y una buena vaca, que por cierto había bastantes. Escogimos una Holstein que era un excelente ejemplar. Llegó su vaquero, quien le puso delante un saco entero de pienso, lo abrió y bajó los bordes para facilitar que el animal pudiera comer fácilmente y todo lo que quisiera. En la feria se veían muchos ganaderos con sus botas muy trabajadas al relieve con bellos dibujos. Muchas de ellas en dos tonos. Allí estaban el senador Colacho y Fidel Barreto, ricos empresarios los dos. Yo los veía conversando de negocios. Se paraban delante de los establos y comentaban las condiciones de los animales. Sacaban cuentas. Estaban satisfechos.



Cuando no hubo nadie delante del establo de la vaca escogida le advertí a mi hermano.



Vigila que voy.



El saco de pienso estaba bien abierto y el cuidador se había alejado suficientemente a atender otras cosas. Mientras el pobre animal se acercaba bien al pienso vacié toda la estricnina completa sobre él. Y no nos fuimos de allí hasta que la vaca empezó a comer.



Como no se dijo nada de la muerte del animal porque aquello se mantuvo en secreto, yo siempre tuve la duda de que no hubiera muerto, pero averigüé un día con el Dr. Conrado del Puerto, quien me dijo que con una libra de estricnina pudiera haber matado a un elefante.



Ahora, al cabo del tiempo, en otras circunstancias y con otra madurez me parece un acto sumamente condenable la muerte de aquel bello e inocente animal, me he arrepentido de haberlo matado, pero lo hice porque en aquellas circunstancias me parecía imprescindible cerrar aquel gran centro comercial, cuyos participantes eran uno de los tantos puntos de apoyo de la dictadura, por lo tanto había que atacarlos uno a uno.





En la noche era la segunda parte del sabotaje. Un grupo de compañeros entre los que estaban Robertico García Benítez y Otto Roca, tirarían ámpulas con fósforo vivo a los establos. Las llevaban en cajas de cigarros y las echaban en el suelo, y al ponerse en contacto con el aire arderían y harían un fuego fácil sobre el heno seco que había en ellos.



Julito Pino Machado, mi compañero de brigada de Santa Clara, había insistido mucho en que lo invitara a realizar alguna acción. Pues le avisé y vino. El estaba muy contento, con aquella sonrisa de niño bueno y sus ojos azules purísimos. En mi casa le entregué las ámpulas que él tiraría y preparé las mías. Fuimos a la Feria y alquilamos sendos caballos.



Comenzamos a dar vueltas despacio por la Feria montados en los nobles animales y a tirarle fósforo vivo a los techos, que eran de paja. Llegó un momento cuando por dondequiera asomaba un pequeño incendio, lo mismo en los establos que en los techos. Y como es lógico el público, alarmado, se fue del lugar.





Esa fue la última actividad de la Feria Ganadera en Colón. A Julito aquella fue la última vez que lo vi.



Las cosas de la vida. Después del triunfo revolucionario estuve tres años trabajando con ganado vacuno, por cierto tuve ganado Holstein entre otros, y ese trabajo lo hice con muchísimo amor.

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